Espiró, sopló y nos devolvió la Vida

"Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la Justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os persiguen."

 

Tan fuerte sopló que se nos abrió el pecho, se encendieron las miradas, se calentaron los corazones y se aclararon las ideas. "Todo volvió a tener Sentido", dijo Nandy...y salieron al camino. 

Caminaron hasta llegar a la estación de trenes, luego hicieron dedo, luego compartieron mates en el automóvil, hasta que con sus mochilas las y los Misioneros de Francisco se vieron frente a las puertas de la Capilla "Beato Ceferino Namuncurá". Allí  los vecinos los recibieron junto a los Cuidadores de la Casa Común "Fogata". 

Les abrieron las puertas y ellos acamparon; compartieron con ellas y ellos un taller sobre la Carta a la Humanidad del Papa Francisco "Laudato Sí", charlaron sobre el barrio Puerto y la Reserva Ecológica de Punta Rasa, sobre la Misión Esencial de asumirnos cuidadoras, guardianes, de la Madre Tierra y la Humanidad. Compartieron comidas hechas por la vecina de enfrente, Silvia; en las noches frías recibieron las estufas de Gaby, y los consejos de Rosario y Elvira. Las y los misioneros iban comprendiendo que algo por dentro, y más allá de ellos mismos, los había empujado al camino para recibir tantas señales de Amor en tiempos de crisis y desconcierto. 

 

Se estaban cumpliendo 50 años del Martirio del Padre Carlos Múgica, cura villero asesinado por las fuerzas asesinas del odio que también perseguían a los curas del Movimiento del Tercer Mundo, quien dijo con sus palabras y su hacer cotidiano: "“Nada ni nadie me impedirá servir a Jesucristo y a su Iglesia, luchando junto a los pobres por su liberación. Si el Señor me concede el privilegio, que no merezco, de perder la vida en esta empresa estoy a su disposición”; y a algo más de 2024 años del asesinato de Jesús en al Cruz, y que lo recordamos diciendo: "Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos"; con estas fechas tan presentes también entonces recordaron a su compañero Martín "Oso" Cisneros, entre tantas y tantos crucificados de hoy. Demasiado dolor y tristezas se siguen infligiendo con intención de que la oscuridad, el temor, el encierro, la desesperanza, los descuidos y las divisiones consigan doblegar, cansar y encerrar el Espíritu que en ellos y en nosotros habita. Con toda esa carga las y los misioneros habían llegado, y de a poco el peso se aliviaba al compartirlo.

"No es la meta la que distingue a los que se dejan mover por el Espíritu, sino los caminos que llevan a ella. La mayor preocupación por los demás, es la mejor muestra de que uno se está dejando llevar por él." (1) En cada trabajo solidario, en cada encuentro con un vecino o vecina desconocido que llegaba con su ofrenda, en cada contemplación del maravilloso paisaje y sus criaturas que los rodeaban...se hacia mas presente "el Padre Mugica" y su misión. Como aquellos discípulos desolados y temerosos que habían perdido la presencia física del maestro, volvían a sentir en lo profundo esa energía que, al compartirla, reavivaba la fuerza, la llama, la pasión por transformar toda injusticia en un gran proyecto de Amor para un mundo mejor.

 

"DIOS-ESPÍRITU ES ‘RUAH’,VIENTO, FUERZA, ENERGÍA QUE EMPUJA A LA META. (...) En los textos más antiguos se habla del espíritu de Dios que capacita a alguien para llevar a cabo una misión que salva al pueblo. (...) Las primeras comunidades tenían claro que todo lo que estaba pasando en ellas era obra del Espíritu." (1)

El último día que se disponían a continuar camino, las y los misioneros compartieron la Celebración de los domingos de la hogareña Capilla a las puertas del humilde y trabajador barrio Puerto. Allí, entre la culminación del tiempo pascual y la llegada de la fiesta de Pentecostés, la presencia, ya fortalecida en el sentipensar de cada joven misionero, tanto del Padre Múgica como de tantas y tantos que volvieron a la memoria en ese momento, daban testimonio de que su Espíritu nunca nos había abandonado...es siempre el mismo Espíritu, el que cada tanto negamos u olvidamos pero que siempre y sobre todo en los momentos mas difíciles de afrontar, nos vuelve a despertar. Sopló tan fuerte que reavivó toda esperanza, sacudió todos los temores para darnos coraje y continuar la tarea contra toda injusticia; se hizo tan presente que "Nos vamos convencidos que ellos han vencido a la muerte y estan entre nosotros. La Verdad siempre vence a la mentira." Fue una fiesta entre tantos dolores, entre tantas guerras, hambre y desolación; una fiesta que entre danzarines y cantores, como Hilda y su guitarra, el polvo se levantó entre cenizas y la canción resonó en todo el barrio. El aleteo de la Buena Noticia se fue expandiendo.

 

Las y los Misioneros de Francisco se despidieron alegres llevando en alto el estandarte del Padre Mugica, pintado por Neli y ofrendado por la comunidad de la Capilla Ceferino Namuncurá. Al otro día de esta hermosa visita, fuimos sorprendidos con la Capilla llena de gente...llena de niñas y niños junto a sus maestras y el padre Julio. Eran las y los niños de la Escuela Primaria, de los dos turnos y de los dos ciclos, que llenaron con sus inquietas y esperanzadoras presencias por primera vez las instalaciones de la Capilla para recibir allí su catequesis.

Por primera vez, y ante el asombro y emoción de toda la Comunidad amiga de "Ceferino Namuncura" que habían y siguen construyendo la Capilla, ahora se llenaba de niñas y niños el pequeño lugar para compartir el testimonio de vida de Jesús y de su Palabra invitándonos a seguir su camino para alcanzar otra forma mas amorosa de vida terminando con las injustas opresiones de unos pocos avaros adoradores del dinero y la mentira.

Habían pasado por allí las y los Misioneros, habían pasado el Padre Mugica y Jesús crucificado...y el Espíritu inquieto todo lo movía, y allí estaba danzando entre las y los chicos con nuestro asombro y alegrías. Los brotes verdes volvían y la esperanza de verlos florecer nos encendía nuevamente. "Cincuenta días" de dudas e incertidumbre, "cincuenta días" de tristezas y temores...el tiempo que haga falta, pero tarde o temprano, a pesar de la poda, los brotes verde se multiplican...LA VIDA SIEMPRE SE ABRE CAMINO Y RECLAMA JUSTICIA.

En cada “Mburucuyá”, en cada encuentro fecundo.

Vamos gestando con rumbo nuestra amada libertad.

En cada abrazo sincero, en cada sueño verdadero,

nos sentimos compañeros, constructores de lo nuevo.

DE A POCO NOS DAMOS CUENTA...

 

En cada rostro curtido, en cada hombro herido,

nos damos cuenta amigo, cómo el pueblo ha resistido.

En cada brazo alzado, en cada marcha que vamos,

como pueblo luchamos, nuestra esperanza sembramos.

DE A POCO NOS DAMOS CUENTA...

(fragmento de la canción "Estamos siendo Historia", del Pr. Carlos Saracini)

(1) Fragmentos del escrito de Fray Marcos para Pentecostés.